La autoridad la concebimos como un servicio en el contexto del amor, que ha de ser correspondida con una adecuada subordinación. Brota de los dones que el Espíritu Santo da al cuerpo para su edificación, dones que se manifiestan de diversos modos en quienes están a cargo de la dirección. En todo caso, el vivir bajo un gobierno en común es uno de los elementos claves que hacen de nosotros un Pueblo y un cuerpo, pues posibilita la unidad de la comunidad y el avance hacia el propósito que Dios tiene para ella.
La comunidad es gobernada por un Consejo Pastoral o Cuerpo de Coordinadores, presidido por el Coordinador Mayor. La autoridad se ejerce de forma colegiada y consensuada, siendo la figura del Coordinador Mayor, un primero entre iguales, en el ámbito del Consejo Pastoral. Este Consejo Pastoral está formado por hombres de madurez humana y espiritual, escogidos y designados después de un proceso de entrenamiento y formación serio y responsable.
Otra unidad pastoral muy importante es la denominada Consejo de Mujeres, formado básicamente por las llamadas Responsables Pastorales Mayores, que bajo la autoridad de uno de los coordinadores de la comunidad, velan por todo lo referente al cuidado de las hermanas en la vida comunitaria. También su proceso de elección, formación y nombramiento, está muy cuidado.
Hay otras unidades más sencillas, pero no menos importantes, las denominadas Grupos Pastorales, que bajo la autoridad del llamado Responsable Pastoral, cuida y protege pequeños grupos de hermanos y hermanas, que son los motores internos de la vida comunitaria. En cada grupo, el hermano o la hermana, experimenta toda la riqueza de la vida comunitaria.