Para todos los hijos de comunidad (todos los nacidos y/o criados en la comunidad) los campamentos de verano del programa de Niños y PRE-adolescentes eran las actividades más esperadas del año. Sin lugar duda lo siguen siendo todavía, con enseñanzas y dinámicas que hacían que nosotros, los más chicos de la comunidad, tuviéramos no solo un lindo recuerdo con nuestros primos, sino que aprendiéramos de Dios, la Iglesia y la comunidad misma, sin dejar de divertirnos.
Ya en MJ, Movimiento Juvenil, disfrutamos de los esperadísimos escuadrones: equipos de hermanos de otras comunidades, que venían por aproximadamente 3 semanas a servir, hacernos campamentos y talleres.
Cada verano tenía su tema particular y antes (aunque no muy antes), apenas unos 10 años atrás, los campamentos se hacían un año mixtos (varones y hembras) y otro año separados. Nadie sabe decir cuál de los dos campamentos era mejor, y todos tenemos los mismos recuerdos, los lazos estrechados y nuestra fe, más fuerte. Al mismo tiempo nos formaban en liderazgo: cuando estábamos en nuestro último año de PRE, que ya pasábamos al programa de MJ, nos tocaba ser los líderes de los equipos y guiar a nuestros primos pequeños en los rallys, llevarlos a dormir, acompañarlos a comer y un sinfín de actividades que hacen los más grandes.
Ya en MJ, Movimiento Juvenil, disfrutamos de los esperadísimos escuadrones: equipos de hermanos de otras comunidades, que venían por aproximadamente 3 semanas a servir, hacernos campamentos y talleres. —En mis primeros años de MJ recuerdo que venían de Michigan y preparamos juntos un campamento para los niños de una escuela en un batey—.
Recibimos después dos escuadrones de las comunidades de México que nos dejaron campamentos, retiros y prácticas que todavía las seguimos haciendo con nuestros jóvenes. Tanto el servicio y el amor por la comunidad fueron incentivados durante este tiempo, y muchos de los que servimos con jóvenes somos consecuencias de aquellos trabajos que nos inspiraron a seguir sirviendo.
Asimismo como llegaron escuadrones al país, viajamos para los encuentros zonales de jóvenes “Tu Momento” y experimentamos a temprana edad lo grande que es pertenecer a una comunidad de alianza. No solo el hecho de conocer otro país, sino ver en carne viva el mismo llamado, la misma espiritualidad en muchachos que viven a más de 3000 kilómetros de nosotros.
Al pasar al Sector Universitario, con su programa evangelístico MCU (Misión Católica Universitaria) vinieron las Misiones. Aunque estas actividades no son realizadas en los veranos porque son en Semana Santa, el espíritu del servicio inculcado en los programas anteriores se sigue viendo. Son misiones, como su nombre lo indica, donde los universitarios vamos a un pueblo a servir durante el Triduo Pascual. Son experiencias bellísimas donde compartimos nuestro amor por Dios con los más necesitados.
Y las memorias sobre estos veranos sigue viva en cada uno de los jóvenes de nuestra comunidad, porque ¿qué mejor forma de acercarse a Dios compartiendo con nuestros propios hermanos, disfrutando y aprendiendo? No nos podemos quejar, nuestros veranos son fuera de lo común, y súper activos. En cada uno aprendemos, crecemos y nos acercamos más a Dios, como hermanos y de forma personal. Son una gran bendición para nosotros.